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“Queremos que las personas mayores disfruten de la tecnología con autonomía, no con miedo”

En España, más de la mitad de las personas mayores reconoce tener dificultades para usar un móvil o una tableta. Muchos viven la tecnología con una mezcla de frustración y resignación, pese a que podría ser su mejor aliada para comunicarse, entretenerse o cuidar su mente.
Frente a ese reto nació Bleta, una startup catalana de tecnología social que busca hacer del mundo digital un espacio accesible y humano. Lo que comenzó durante el confinamiento como una iniciativa solidaria para conectar a los mayores con sus familias se ha convertido en una plataforma internacional de inclusión digital, con casi 200.000 descargas de su aplicación en más de veinte países.

Hablamos con Gerard Pinar e Isabel García, cofundadores de Bleta, sobre cómo la tecnología puede mejorar la autonomía, reducir la soledad y devolver la confianza a quienes más lo necesitan.

¿Cómo nació Bleta y qué motivó su creación?
Gerard Pinar: Bleta nació en Cataluña durante el confinamiento, cuando un grupo de ingenieros empezamos a reacondicionar y repartir dispositivos desde casa para que las personas mayores en hospitales o residencias pudieran comunicarse con sus familias. Lo que vimos fue una necesidad enorme: querían usar tecnología, pero los móviles y tabletas del mercado eran demasiado complicados y poco accesibles.

¿En qué momento decidisteis transformar aquella acción solidaria en una empresa?
Isabel García: Cuando entendimos que el problema era estructural. Queríamos mantener el impacto social, pero hacerlo sostenible. Si aportas valor, la gente está dispuesta a pagar por ese valor, y eso permite llegar más lejos y tener un impacto real. Así convertimos la iniciativa en una empresa de impacto social.

El nombre es peculiar. ¿De dónde viene “Bleta”?
G.P.: Surgió casi por casualidad, en una reunión. Alguien dijo “pues Bleta, de tableta”, y nos pareció perfecto. Representa lo que queríamos ser: un proyecto cercano, simple y fácil de recordar. Tecnología útil, amable y humana.

Aunque empezasteis con tabletas, vuestro trabajo va mucho más allá. ¿Qué diferencia a Bleta de una empresa tecnológica convencional?
I.G.: La diferencia es que todo lo que hacemos parte de la accesibilidad. Creamos entornos digitales sencillos, con iconos grandes, textos legibles y colores contrastados. No buscamos que las personas mayores se adapten a la tecnología, sino que la tecnología se adapte a ellas.
Además, acompañamos a los usuarios por teléfono, WhatsApp o conexión remota, para que siempre tengan a alguien dispuesto a ayudarles. La ONCE, a través del Centro de Tiflotecnología e Innovación (CTI), evaluó nuestra tableta y destacó su utilidad para personas con baja visión, por el tamaño de la fuente, el contraste y la claridad del menú. Fue una validación importante.

Ejemplo de cómo se ve un mensaje de Bleta Conecta

Habéis mencionado varias veces el acompañamiento. ¿Qué papel juega en vuestro modelo?
G.P.: Es el corazón del proyecto. No se trata solo de entregar una herramienta, sino de acompañar a la persona en su aprendizaje. Ofrecemos soporte mensual, sin compromiso: si no se usa, devolvemos el dinero. Lo importante es que el usuario sienta que tiene a alguien a quien recurrir y que puede aprender a su ritmo.

¿Qué tipo de contenidos ofrece la plataforma?
I.G.: Tenemos formación digital adaptada y un catálogo de contenidos con juegos de memoria, ejercicios cognitivos, música, vídeos, noticias y herramientas de comunicación con familiares o cuidadores. Todo está pensado para que disfruten de la tecnología con autonomía.

La aplicación Bleta ha tenido un gran impacto. ¿Qué ha supuesto para vosotros?
G.P.: Ha sido un punto de inflexión. La app puede instalarse en cualquier móvil o tableta Android y ya supera las 190.000 descargas en más de veinte países. Gracias a ella hemos podido mantener el contacto con los usuarios y añadir funciones como el asistente de voz o la conexión familiar, sin que tengan que comprar nuevos dispositivos.

¿Cómo ha sido la acogida entre las personas mayores?
I.G.: Muy positiva. Muchos usuarios comenzaron usando la app solo para hacer videollamadas y ahora la utilizan para jugar, escuchar música o ver vídeos. Cuando la tecnología se presenta de forma amable, despierta curiosidad, confianza y ganas de aprender.

¿Qué papel tienen las familias en todo esto?
G.P.: Son esenciales. Muchos familiares nos cuentan que regalar Bleta a sus padres o abuelos ha sido una manera de recuperar la tranquilidad. Ven cómo se comunican solos, se entretienen, y eso mejora su estado de ánimo y su autoestima. Ahora, su papel también será instalarles Bleta en sus teléfonos y que ellos puedan desenvolverse.

¿Con qué tipo de entidades colaboráis actualmente?
I.G.: Aproximadamente la mitad de nuestros clientes son residencias, centros de día o entidades sociales. Usan las tabletas y la aplicación para terapias, juegos cognitivos o actividades grupales. También colaboramos con administraciones públicas a través de programas de inclusión digital.

Uno de esos programas es “Conecta en Grande”. ¿En qué consiste?
G.P.: Es un servicio que ofrecemos a los ayuntamientos, en catalán “Connecta en Gran”, para acercar la tecnología a las personas mayores de su municipio. Incluye dispositivos o apps adaptadas, conectividad, soporte técnico y un canal directo entre la administración y los usuarios, para enviar avisos, recordatorios o actividades. Ya se está aplicando en varios consistorios catalanes y está ayudando a reducir la brecha digital y la soledad no deseada.

¿Qué principios de diseño guían vuestro trabajo?
I.G.: Buscamos que todo sea comprensible a primera vista. La accesibilidad y la claridad no son un añadido, sino el punto de partida: tipografías legibles, iconos reconocibles y recorridos que no generen ansiedad. Nuestro objetivo es que cualquier persona, incluso sin experiencia digital, pueda entender qué hacer sin necesitar ayuda. Al final, el buen diseño no complica, simplifica; y cuando se aplica bien, convierte la tecnología en algo que acompaña, no que intimida.

¿De verdad la tecnología puede reducir la soledad en las personas mayores?
G.P.: Sí, y lo comprobamos a diario. En los mayores, el uso de la tecnología se asocia a menos soledad y más bienestar. Cuando pueden comunicarse con su familia, leer, ver vídeos o escuchar música, se sienten más activos y acompañados.

¿Qué retos os marcáis ahora?
I.G.: El reto es seguir creciendo sin perder el sentido. Cada nueva función, idioma o colaboración debe tener un propósito claro: que más personas puedan acceder al mundo digital sin sentirse fuera de lugar. Lo que empezó con una tableta hoy es un software con una visión mucho más amplia e integradora, pero la idea es la misma: hacer la tecnología comprensible, útil y cercana.

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