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La calidad del sueño profundo favorece un envejecimiento más saludable

Dormir bien no es solo una cuestión de descanso es un proceso biológico que puede ocupar hasta un tercio de la vida, y que resulta clave para el correcto funcionamiento del organismo. Durante las horas de sueño, sobre todo en las fases más profundas, es cuando se activan mecanismos claves para el organismo, entre ellos la renovación celular, esencial para optimizar el metabolismo energético celular, modular la inflamación y combatir el daño oxidativo.

Por ello, la ciencia pone cada vez más el foco en la calidad del sueño más allá de su duración, y esto se ha convertido en un pilar fundamental del healthspan, es decir, no solo vivir más tiempo sino vivir con buena salud y capacidad funcional.

Cuando el descanso se fragmenta o se produce en un entorno poco favorable, estos procesos de renovación celular se ven comprometidos. Uno de los factores que más influye en este equilibrio nocturno es el exposoma humano, el conjunto de elementos ambientales que interactúan con nuestro organismo, como la calidad del aire, la exposición a toxinas o nanopartículas, y otros estímulos que afectan directamente a nuestras células.

Investigaciones recientes apuntan a que ciertos elementos del aire juegan un papel decisivo en la profundidad y continuidad del descanso. En concreto, determinadas moléculas presentes en el ambiente influyen en la actividad de las mitocondrias, las responsables de producir energía en las células, y en la capacidad del organismo para sostener sus defensas antioxidantes. Cuando el entorno respiratorio es más favorable, la renovación celular nocturna se produce de forma más eficiente y esto facilita que se tenga un sueño más profundo y reparador.

En este marco se sitúan tecnologías como Biow, que analizan cómo optimizar el exposoma personal durante las horas de descanso. Es un sistema que crea una microcámara exposómica virtual optimizada en la habitación donde se duerme, lo que facilita la respiración nasal, mejorando el transporte de oxígeno y generando un entorno ionizado y libre de nanopartículas. Estudios preclínicos y en humanos de Biow, indican que la exposición a este sistema contribuye a mantener la eficiencia energética de las células, preservar la plasticidad telomérica y favorecer la renovación celular. Todo ello se traduce en una respuesta inmunológica más robusta, un sistema antioxidante más eficiente y un metabolismo más resiliente, reforzando directamente el healthspan.

La evidencia científica es cada vez más clara: enriquecer el aire del entorno en el que se duerme es una pieza clave para un mayor bienestar nocturno que conduce a un envejecimiento saludable.

Javier González

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